A la pintura, en un contexto geométrico, le falta la tercera dimensión, por eso nunca me ha interesado romper el espacio bidimensional y perforar el soporte, verlo como una ventana que mira al mundo, y es quizá por esa razón por la cual he ido a una forma de escultura, para buscar la “otra” parte del punto de vista.
Me resulta curioso verme en esa confrontación con el espacio, y más con la representación formal, incluso diría que dar la vuelta al objeto facilita su comprensión y aleja la necesidad de abstraerlo o, mejor, de sintetizar con la mirada para entenderlo en el plano.