La dificultad que tiene Quintana Martelo, como espectador y como pintor, de acercarse a la representación de la naturaleza de las cosas, a mayor dificultad y mayor capacidad de entender el error, más apasionante le resulta el ejercicio de perseguir –esa es la palabra– el objeto visual.Cuanto más se acerca al objeto, más desacraliza su naturaleza, y se convierte más en la idea del objeto. y en la medida que se aproxima a la pretensión del espacio tridimesional, mayor es la intención de aferrarse al plano, como conjunto, como unidad irreplanteable, el juego, la trampa cumple su función bastarda, el objeto ha de parecer tan real que deja de ser el mismo, tanto que, podría no estar, transformarse en otra cosa, así, de esta forma, acabará Quintana Martelo (y acabará el espectador), viendo lo que el objeto es, no lo que parece.
